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Soy este tío, depié sobre un planeta. Realmente solo soy una mota de polvo. Comparado con una estrella, el planeta es solo una mota de polvo. Pensad en todo esto. Pensad en el enorme vacío del espacio. Hay billones y billones de estrellas. Billones y billones de motas de polvo.

 

Todos estamos conectados: Unos a otros, biológicamente. A la Tierra, químicamente. Al resto del Universo, atómicamente.

 

Pienso que la imaginación de la Naturaleza es muchísimo mayor que la del ser humano. Ella nunca nos dejará... relajarnos.

 

Vivimos en un medio-universo donde todas las cosas cambian pero según patrones, reglas o, como las llamamos... leyes de la Naturaleza.

 

La belleza de lo vivo no esta en los átomos que hay dentro, sino en la forma en que esos átomos se ordenan. El Cosmos está también en nuestro interior. Estamos hechos de materia de estrella. Somos la forma en la que el Cosmos se conoce a sí mismo.

 

Ahí está ese tremendo lío de ondas en el espacio, como la luz que rebota por toda la habitación, ya sabes, y una cosa lleva a la otra. Y todo eso está de verdad ahí. Te paras y piensas en ello, acerca de su complejidad y te reconforta. Y está todo de verdad ahí. La inconcebible naturaleza de la Naturaleza.

 

Creo que es emocionante y estimulante descubrir que vivimos en el Universo que permite la evolución de máquinas moleculares tan complejas y sutiles como nosotros. Sé que las moléculas de mi cuerpo las encontramos en los fenómenos del Cosmos. Esto me da ganas de coger a la gente en la calle y decirles... ¿HAS OIDO ESO?

 

Mezcolanza o batiburrillo de ideas de Carl Sagan, Richard Feynman, Neil deGrasse Tyson, y Bill Nye,